Masaje 90 minutos

La cualidad de la sensibilidad es la facultad para percibir e interpretar el estado de ánimo, el carácter y la manera de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes que en cada momento nos rodean, para actuar de manera adecuada en beneficio de los demás. Si a ello le unimos las capacidades técnicas adquiridas (en el caso del que aplica el masaje) para regular el contacto y el ritmo de las diferentes maniobras; la presión, velocidad y el tiempo, podremos influir sobre la sensación general de los diferentes estados de ánimo.

Esta manera de actuar del masajista mediante el uso de la técnica y el desarrollo de la sensibilidad, le permite lograr un efecto equilibrante (relajante o tonificante) sobre el sistema nervioso de la persona tratada. Además por medio de la escucha y del tacto terapéutico, el masaje es de gran utilidad como medio de soporte humano.


Elije según tus necesidades:

  • relajante
  • descontracturante

  • deportivo

  • drenante

  • circulatorio

  • holístico

  • sensitivo

  • aromaterapéutico

  • sonoro

  • canalizado


Masaje a la carta:

Adaptamos tus necesidades a un masaje de 90 minutos.

Contraindicaciones más importantes:


  • Durante los tres primeros meses del embarazo. Luego de ese período, con prescripción médica, solo se le aplica el masaje en posición sentada o recostada lateralmente, con técnicas suaves y evitando zona de las vértebras lumbares, el vientre y el tórax.
  • En caso de cualquier tipo de intervención quirúrgica (por ejemplo, una cesárea). Deberán transcurrir seis meses antes de someter al individuo a una sesión de masaje.
  • Enfermedades infecciosas de la piel (por ejemplo, hongos, lupus), además de otras no infecciosas generalizadas (por ejemplo, dermatitis alérgica), úlceras por decúbito (UPP) y quemaduras.
  • Enfermedades vasculares inflamatorias (por ejemplo, flebitis), inflamaciones de los ganglios linfáticos, debilidad vascular y retenciones circulatorias graves.
  • Trombosis y embolia arterial por riesgo de embolismo pulmonar o de otros tejidos del organismo, venas varicosas y en cardiopatías en general (por ejemplo, taquicardias e hipertensión arterial).
  • Inflamaciones agudas o patológicas con sintomatología típica: dolor, calor, rubor (enrojecimiento de la piel) e inflamación (aumento de volumen).
  • Hematomas, hemorragias recientes, heridas sin cicatrizar, esguinces agudos, contusiones, edemas agudos, derrames articulares, desgarros tendinosos.
  • Enfermedades agudas o en fase evolutiva, como estados febriles, náuseas, úlcera gástrica o úlcera duodenal.
  • Enfermedades de tipo metabólico como la gota.
  • Fibrosis y enfermedades musculares degenerativas.
  • Enfermedades reumáticas agudas.
  • Enfermedades infecciosas o tumorales.
  • Procesos inflamatorios de origen bacteriano.
  • Problemas renales en fase aguda, cálculos de riñón, cálculos biliar.
  • Rotura o desgarros de músculos, vainas, tendones, ligamentos.
  • Traumatismos recientes y tratamientos quirúrgicos.
  • Enfermedades del sistema nervioso: lesiones de las vías piramidales, pacientes con cuadros de compresión nerviosa.
  • Cáncer por el riesgo de propagar las células

Fuente: Wikipedia


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